En el camino hacia la inversión de impacto

5 min de lectura 7 dic. 22

La visión de un experto acerca de la nueva e interesante tendencia de inversión sostenible

¿Qué es la inversión de impacto, y en qué se diferencia de los enfoques de inversión tradicionales? Pero sobre todo, ¿a qué aspectos deben prestar atención los asesores al considerar esta temática? Nos lo cuenta John William Olsen, gestor de impacto positivo y soluciones climáticas en M&G.

¿Qué elementos clave deben considerar los inversores al buscar fondos centrados en la inversión de impacto?

La inversión de impacto es una disciplina relativamente nueva en el área de la renta variable cotizada. Lanzamos la estrategia en 2018, momento en que la Red Global de Inversión de Impacto (GIIN) amplió sus definiciones para cubrir las acciones cotizadas, y fuimos una de las primeras gestoras en empezar a utilizar la estrategia. No obstante, se trata de un segmento bastante pequeño, debido a que conlleva una labor ardua: es muy diferente a gestionar un fondo de renta variable convencional, al definir el índice de referencia y el universo de inversión de forma muy distinta. El tiempo y esfuerzo necesarios para realizar el análisis fundamental deben redoblarse en materia de impacto, y debe mantenerse el activismo inversor con las participadas. Así que si una gestora afirma haber contratado solo a dos personas con la intención de lanzar un fondo de impacto, no lo está haciendo como es debido.

¿Cómo evaluáis a las empresas para incluirlas en vuestras carteras de impacto?

Al valorar compañías tenemos en cuenta cuatro áreas principales. Para empezar, buscamos relevancia: el impacto tiene que ser un aspecto importante de lo que hace la empresa. También buscamos intencionalidad, un aspecto crucial porque determina si la compañía se ha fundado o no con un propósito. Por ejemplo, Amazon podría encajar en un fondo de sostenibilidad estándar debido a su capacidad de computación en la nube, pero desde un punto de vista de impacto, esto no forma parte de la intencionalidad del negocio. En tercer lugar, buscamos adicionalidad: nos preguntamos si una empresa contribuye realmente a la solución de un problema específico que identificamos. En el sector sanitario, por ejemplo, una compañía que produce analgésicos genéricos podría parecer adecuada en términos temáticos o de un ODS específico, pero en términos de impacto, apenas destacaría debido a su baja adicionalidad.

¿Cómo puede ver un asesor el impacto que ejerce una compañía?

Esta es la cuarta área que evaluamos, y un aspecto intrínseco de lo que hacemos: la mensurabilidad o capacidad de medición. La inversión de impacto sitúa el objetivo de sostenibilidad al mismo nivel que el objetivo financiero, con lo que somos responsables de informar sobre nuestro avance hacia dicha meta. Existen diferentes maneras de abordarlo, pero nuestro método consiste en establecer indicadores clave de desempeño (KPI) o de sostenibilidad para las distintas empresas en las que invertimos. A continuación, para cada una de ellas publicamos su impacto exacto y el impacto que queremos que mejore a lo largo del tiempo, definiendo varios KPI que monitorizamos con regularidad para determinar su desempeño. Esto se detalla en un informe anual de unas 50 a 60 páginas que explica el impacto de las empresas en cartera. Por supuesto, las diferentes áreas de la inversión de impacto requieren distintos KPI. Cuando analizamos el CO2 es relativamente sencillo medir el ahorro frente a la huella de carbono para obtener un impacto neto. En cambio, el impacto social de una empresa es distinto y depende de su actividad: puede ser erradicar la pobreza y mejorar la inclusión social, solucionar problemas sanitarios o proporcionar mejor trabajo o educación. Hemos definido KPIs en cada una de estas áreas ayudándonos del marco de materialidad, intencionalidad y adicionalidad, y nos concentramos en aspectos específicos. En sanidad, por ejemplo, podría ser algo como el acceso a medicamentos: si la compañía sirve a grupos marginados con fármacos asequibles, se podría clasificar mejor debido a su adicionalidad.

Además de impacto positivo, también se busca generar rentabilidad. ¿Por qué motivo van a crecer más adelante las áreas en las que os concentráis?

Es indudable que la inversión de impacto cubre distintas áreas, pero analicemos el ámbito medioambiental. Aquí nos centramos en compañías que ayudan al mundo a avanzar hacia la neutralidad de carbono, por ejemplo reduciendo la contaminación, recortando los residuos a través de la economía circular, o proporcionando otros tipos de soluciones. Estas empresas se beneficiarán casi seguro de una tendencia que va a prolongarse durante las próximas décadas. Creemos que la atención que se está dando por parte de los gobiernos, industrias y consumidores a la sostenibilidad va a continuar, y que los proveedores de soluciones son seguramente los mejor posicionados para beneficiarse de esta tendencia a largo plazo.

Pero esto no significa que todos los proveedores de soluciones vayan a beneficiarse...

En efecto, ahí es donde tenemos que hacer nuestro trabajo y añadimos valor como inversores, identificando a las empresas de esas áreas con buenos modelos de negocio. A este respecto, la intencionalidad aporta una doble ventaja. Una empresa establecida con intencionalidad suele tener un vínculo directo entre ese propósito y el modo en que gana dinero. Así, una compañía con un propósito que además sea capaz de mejorar su situación financiera podrá destinar el dinero que gana a desarrollar su negocio, y con ello multiplicar su impacto a lo largo del tiempo. En este sentido, para nosotros es lógico centrarnos en dicha fortaleza del modelo de negocio. De nuevo, esto es lo que diferencia a la inversión de impacto de la convencional, donde un gestor puede contemplar acciones con dividendo por el mero hecho de que reparten dinero a los inversores, por ejemplo. Sin embargo, nosotros queremos que nuestras participadas sigan invirtiendo en su negocio y sigan creando más impacto.

¿Qué diferencia a M&G de otros inversores en el ámbito del impacto?

Como compañía, M&G siempre ha innovado a la hora de diseñar nuevas soluciones para sus clientes. Aunque no fuimos pioneros de la inversión ESG básica, tenemos una larga trayectoria de activismo y diálogo con empresas, con fondos de recuperación y otras estrategias. Además, hemos sido capaces de crear nuevos productos y estrategias para satisfacer los intereses del cliente. Lanzamos uno de los primeros fondos de impacto de renta variable cotizada, y el año pasado fuimos la primera gestora en asignar el sello «Alineado con París» a algunos de nuestros fondos. Creo que innovamos con integridad, y de un modo que no solo tiene sentido desde una perspectiva de inversión, sino también para nuestros clientes.

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

Por John William Olsen

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