Alinear un fondo con el Acuerdo de París

4 min de lectura 7 feb. 23

Exclusivamente para inversores profesionales.

Tratando de mitigar el cambio climático a través de la inversión

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente.

¿Qué es el Acuerdo de París? 

Anunciado en 2015 durante la cumbre sobre el cambio climático COP21 en la capital francesa, el Acuerdo de París es un tratado internacional jurídicamente vinculante dirigido a reducir el calentamiento global. A día de hoy lo han firmado 193 países o regiones, que se han comprometido a:

  • Limitar el aumento de la temperatura global media muy por debajo de 2 °C respecto a los niveles preindustriales.
  • Tratar de limitar dicha subida a 1,5 °C, lo cual reduciría los riesgos y el impacto del cambio climático.
  • Reconocer que las emisiones globales deben tocar techo lo antes posible, pero que esto llevará más tiempo a los países en vías de desarrollo.
  • Implementar reducciones rápidas a continuación del acuerdo con los mejores conocimientos científicos disponibles, para lograr un equilibrio entre emisiones y eliminaciones en la segunda mitad del siglo.

Las distintas opciones de alineamiento con París 

Dado que el Acuerdo de París se diseñó principalmente para gobiernos y sectores de actividad, los fondos de inversión pueden adoptar muchos enfoques diferentes en sus intentos de alinearse con los objetivos del acuerdo.

Una opción es adoptar un marco operativo a nivel de cartera. Las gestoras deben medir las emisiones del conjunto de sus carteras y monitorizar su avance a lo largo del tiempo, adhiriéndose habitualmente a reducciones anuales predeterminadas. Por ejemplo, los índices de referencia de la UE armonizados con el Acuerdo de París (EU PAB) requieren una reducción de la intensidad de emisiones del 7% anual. 

Alternativamente, las gestoras pueden adoptar un enfoque concentrado en compañías específicas, consistente en elegir empresas individuales en base a las contribuciones que realizan en el marco del Acuerdo de París. Estas podrían, por ejemplo, proporcionar soluciones para reducir emisiones a través de sus productos y servicios, o haber implementado objetivos estrictos para descarbonizar sus actividades.

Nuestro enfoque

En M&G creemos que el modo más efectivo de alinear un fondo con los objetivos del Acuerdo de París es adoptar un enfoque concentrado en empresas específicas, teniendo en cuenta el impacto climático de las participadas en el mundo real y las medidas que están tomando, en lugar de concentrarnos exclusivamente en medidas a nivel de cartera. Concretamente, buscamos compañías que toman medidas climáticas positivas, ya sea reduciendo sus propias emisiones o proporcionando soluciones para que otras lo hagan. Estas empresas también deberían tener buenas credenciales de sostenibilidad y no causar perjuicios significativos a través de sus actividades.

Resultados en el mundo real, no meras cifras

El cambio climático es un fenómeno real, que afecta al mundo fuera de los parámetros de un fondo de inversión. Así, a la hora de invertir nos concentramos en el impacto real de cada participada y en las métricas positivas que toma, en lugar de limitarnos a prestar atención a medidas a nivel de cartera. Pese a creer que tales medidas aportan una perspectiva importante sobre el impacto de las participadas (de hecho forman parte de nuestro proceso de inversión), dar prioridad a las métricas por encima de todo puede ser contraintuitivo.

Por ejemplo, un gestor podría limitarse a tener una cartera de empresas con bajas emisiones, como por ejemplo desarrolladores de software; aunque tal fondo parecería estar alineado con el Acuerdo de París sobre el papel, no contribuiría necesariamente a las reducciones de emisiones absolutas necesarias para limitar la subida de las temperaturas globales. Fuera del fondo seguiría existiendo el mismo nivel de emisiones de carbono.

Un enfoque concentrado en compañías específicas

En lugar de adoptar un enfoque de cartera amplio, nos concentramos en las compañías individuales incluidas en el fondo. Consideramos el volumen de emisiones que generan, sus planes para reducirlas, su avance respecto a estos objetivos y, si procede, la cantidad de emisiones que ayudan a otras empresas a evitar mediante sus soluciones climáticas. De este modo podemos determinar de manera más efectiva cómo contribuye una compañía a los objetivos del Acuerdo de París, cuál es el mejor modo de interactuar con su equipo directivo, y cómo podría beneficiarse de una tendencia de descarbonización que en nuestra opinión persistirá durante varias décadas.

Un aspecto a destacar es que la mayoría de las empresas que desean recortar emisiones no experimentarán una reducción consistente y lineal año tras año: el trayecto será irregular, marcado por hitos como por ejemplo la adopción de energías renovables o la implementación de un proceso nuevo y más eficiente. Con un marco a nivel de cartera, un calendario de medidas poco favorable podría hacer que una compañía sea eliminada del fondo antes de que el efecto de dichas medidas se haga patente. Además, un pequeño número de empresas podría generar la mayor parte de las emisiones de la cartera, especialmente si operan en sectores de emisiones elevadas como el manufacturero. Concentrarse en métricas para el conjunto de la cartera y darles prioridad podría tentar al gestor a reducir simplemente su participación en estas compañías, lo cual mejoraría el perfil de la cartera sobre el papel pero no tendría impacto alguno en el mundo real. 

Activismo corporativo

El activismo es una parte integral de nuestro enfoque de inversión. El diálogo con nuestras participadas nos permite fomentar cambios positivos, como la mejora de la divulgación sobre emisiones o la implementación de objetivos basados en la ciencia (SBT o Science Based Targets) para la reducción de emisiones. También podríamos animar a las empresas a vincular la remuneración de sus ejecutivos a medidas relacionadas con el clima, y si su avance queda rezagado respecto a sus objetivos, podemos interactuar con ellas para entender los motivos y estimular nuevas métricas.

Intensidad de carbono

Pese a considerar que los efectos en el mundo real son el elemento más importante de una estrategia de inversión alineada con París, en la práctica también tenemos en cuenta medidas a nivel de cartera. Empleamos la intensidad de carbono como marco para evaluar la idoneidad de las empresas y medir el impacto climático de nuestros fondos. Esta medida es la cantidad de CO2 emitido por millón de dólares en ventas. 

Las compañías con una intensidad de carbono como mínimo un 50% inferior a la del índice de referencia del fondo son elegibles para su inclusión en la cartera, y se consideran como «empresas con emisiones bajas». Aquellas con una intensidad de carbono superior al 50% de la del indicador deben estar comprometidas con el establecimiento de objetivos basados en la ciencia para la reducción de emisiones, y se consideran como «empresas que reducen emisiones». También nos proponemos mantener una intensidad media ponderada de carbono (WACI, por sus siglas en inglés) como mínimo un 50% más baja que la del índice de referencia. La WACI es la intensidad de carbono de cada posición ponderada por su proporción en la cartera (gráfico 3).

Compañías que no causan perjuicios significativos

En nuestras estrategias alineadas con París buscamos empresas con buenas credenciales de sostenibilidad o ESG (medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). A este respecto, también excluimos a ciertas compañías de nuestro universo de inversión que en nuestra opinión violan el principio de «no causar un perjuicio significativo» (DNSH, por sus siglas en inglés). Esto incluye a las que violan el Pacto Mundial de Naciones Unidas, un marco global para que las empresas adopten políticas sostenibles y socialmente responsables. También excluimos a negocios de varios sectores concretos, como por ejemplo la extracción de combustibles fósiles y la fabricación de armamento polémico.

Nuestra contribución

El calentamiento global es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como sociedad, y la necesidad de reducir inmediatamente las emisiones no había sido nunca tan patente como ahora. Como inversores, podemos jugar un papel invirtiendo en compañías que contribuyen activamente al logro de los objetivos del Acuerdo de París, ya sea tomando medidas para recortar sus propias emisiones (e idealmente adoptando objetivos basados en la ciencia a este efecto) o proporcionando soluciones para que otras empresas reduzcan las suyas. Por último, podemos asegurarnos de monitorizar su avance a lo largo del tiempo, responsabilizándolas de ello y animándolas a tomar más medidas positivas allí donde sea posible. 

Por M&G Investments

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