ODS en el punto de mira: transición energética

5 min de lectura 8 mar. 23

Exclusivamente para inversores profesionales.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por Naciones Unidas proporcionan un marco universal para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos. En este artículo consideramos la transición hacia un sistema energético más sostenible y evaluamos el camino que aún queda por recorrer para conseguir los ODS relacionados con la misma.

¿Qué son los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU?

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por Naciones Unidas son una colección de 17 objetivos interconectados, que en su conjunto forman un modelo para la paz y la prosperidad de las personas y el planeta, ahora y en el futuro. Estos objetivos cubren áreas diversas, desde el fin de la pobreza y la mejora de la salud hasta la reducción de la desigualdad, la lucha contra el cambio climático y la preservación de nuestros océanos y bosques. 

La escala del reto

En noviembre de 2021, durante la 26ª Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático (COP26), casi 200 países ratificaron su compromiso con limitar el calentamiento global medio a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial, ante los efectos palpables de mayores temperaturas, inundaciones, incendios forestales y pérdida de biodiversidad en todo el mundo. Sin embargo, para avanzar hacia el logro del ODS 13 (Acción por el clima), la ONU cree que debemos recortar las emisiones globales en un 45% respecto a los niveles de 2010 de aquí a 2030, o de lo contrario estos síntomas no harán más que intensificarse.

La energía limpia jugará un papel esencial a este respecto, dado que la generación de energía representa una proporción significativa de las emisiones globales. No obstante, el avance hacia el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante) ha sufrido un revés en los últimos años, y la proporción total de las fuentes renovables en el consumo total de energía solamente ha aumentado desde el 16,1% en 2010 hasta el 17,7% en 2021. La rápida electrificación ha conducido a una creciente demanda de energía, y ahora es necesario descarbonizar el sistema energético con igual rapidez. Aunque la cantidad de energía renovable per cápita ha aumentado un 57,6% a nivel mundial desde 2015, los países menos desarrollados tardarán 40 años en alcanzar a los países desarrollados y emergentes.

Barreras geopolíticas al progreso

Por si todo esto fuera poco, la invasión rusa de Ucrania, la inflación, la seguridad alimentaria y en especial los problemas de seguridad energética han puesto a prueba las agendas políticas y la determinación de los gobiernos a la hora de abordar las emisiones. Alemania, Italia, Estados Unidos y China figuran entre los países que están elevando su dependencia del carbón (descrito como el «combustible fósil más contaminante»), mientras que un mayor gasto militar y en seguridad nacional también perjudica a la transición energética.

Los ejércitos no son solamente responsables de enormes emisiones de carbono (el ejército estadounidense emitió más CO2 en 2017 que la economía Suiza en su conjunto), sino que redirigen presupuesto fuera de los planes climáticos y de transición energética, y podrían limitar la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático.

Todo el mundo se verá afectado si no logramos cumplir nuestros objetivos climáticos, pero algunos saldrán peor parados que otros. El índice ND-GAIN muestra lo vulnerable que es un país al cambio climático, y lo bien que será capaz de adaptarse al mismo. Los países más vulnerables son también aquellos que podrían  pasar apuros económicos y políticos para adaptarse. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la elevación del nivel del mar amenaza la existencia de Estados insulares como Kiribati. 

Al mismo tiempo, esto demuestra cómo el cambio climático y la energía limpia son áreas especialmente interesantes para la inversión de impacto, que se propone ayudar a resolver numerosos problemas sociales.

El papel de las finanzas

La demanda de energía de un país aumenta en línea con su nivel de desarrollo, con lo que la producción de energía de bajas emisiones es un área de inversión esencial para alcanzar el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante) y avanzar hacia el logro de otros, como el ODS 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), el ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura), el ODS 10 (Producción y consumo responsables) y el ODS 3 (Salud y bienestar). 

Así, no sorprende que varios de nuestros gestores de fondos hayan buscado compañías a nivel global concentradas en energía solar, eólica, hidroeléctrica y (en menor medida) de biomasa que se proponen tener un impacto medioambiental positivo y generar rentabilidad financiera. También existe un interés creciente en inversiones facilitadoras de soluciones energéticas distribuidas, que tratan de eliminar restricciones en la red, recortar costes y reducir pérdidas para respaldar la penetración de las fuentes renovables. Por ejemplo, nuestra estrategia de impacto concentrada en activos no cotizados de compañías pioneras ha invertido recientemente en Sun King, un proveedor líder de energía solar independiente de la red en el África subsahariana.

Por lo que respecta a activos cotizados, varias de nuestras estrategias se concentran en el cambio climático, con inversiones en compañías como Rockwool (aislantes para ahorro de energía) y Schneider Electric (componentes para sistemas de energía limpia). A fin de animar a las compañías a adoptar alternativas a los combustibles fósiles, también estamos eliminando gradualmente nuestra inversión en carbón térmico de cara a 2030 en países desarrollados y a 2040 en mercados emergentes, en el marco de nuestro objetivo de alcanzar cero emisiones netas de carbono en todas nuestras carteras de aquí a 2050. 

La transición energética no está claramente definida, ni tendrá lugar de la noche a la mañana. No obstante, con una asignación de financiación adecuada, podemos contribuir a un futuro más limpio y ecológico.

El informe M&G SDG Reckoning: actualización sobre el avance hacia los ODS

En los últimos años, el avance hacia el logro de los ODS ha sido a lo sumo tímido, y la pandemia ha causado contratiempos en muchas áreas. En el informe SDG Reckoning, publicado anualmente por nuestra compañía matriz, M&G plc, evaluamos el avance hacia cada uno de los 17 ODS, desde una perspectiva tanto general como de inversión de impacto. 

Puedes leer el informe aquí (en inglés)

Si bien respaldamos los ODS, la ONU no refrenda nuestros fondos ni estamos afiliados a esta organización.

El valor de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

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