El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.
¿Ha empezado a recuperarse la renta fija?
El año 2023 ha comenzado con paso firme, tras un 2022 realmente difícil para la gran mayoría de los mercados de renta fija. Dejando a un lado el mes de marzo, la mayoría de los periodos hasta la fecha han sido bastante consistentes y positivos para los mercados de bonos. En consecuencia, en un contexto de perspectivas económicas razonables (inflación máxima, datos laborales que siguen siendo sólidos), los principales factores determinantes de la rentabilidad de los fondos −nuestra visión activa de la duración y la selección de crédito− han sido beneficiosos. En general, los diferenciales de crédito se han movido lateralmente durante los primeros meses del año, mientras que la rentabilidad de la deuda pública básica ha sido generalmente más baja, ya que la inflación podría seguir una trayectoria descendente.
A través de nuestra selección activa de crédito -nuestro equipo de analistas de crédito global ha sido fundamental en este sentido- muchos bonos corporativos que mantenemos han obtenido buenos resultados hasta ahora. En nuestra opinión, los fundamentales de las empresas siguen siendo sólidos, y esperamos que las tasas de impago de los bonos se mantengan por debajo de lo esperado en el mercado. En la actualidad, el posicionamiento de nuestros fondos se acerca a la neutralidad. La duración es de 5,7 años, frente a los 6,0 años de nuestro índice de referencia, mientras que la asignación global de activos también se acerca a su neutralidad, con un 33,3% de deuda pública, un 33,3% de bonos corporativos con grado de inversión y un 33,3% de bonos high yield.
Sin embargo, en relación con nuestro índice de referencia, tendemos a asumir más riesgo crediticio, ya que creemos que el mercado sigue distraído, lo que nos brinda distintas oportunidades de añadir valor. Actualmente encontramos la mayoría de estas oportunidades en el espacio con grado de inversión. En general, este es el ámbito en el que se ha producido la mayor parte de la rentabilidad positiva en lo que va de año, y ha sido un generador de alfa clave para nosotros.
¿Hasta qué punto hemos sido activos en crédito?
Dentro de los bonos corporativos, la dispersión entre sectores ha sido muy elevada. Las valoraciones crediticias pueden diferir drásticamente, por ejemplo, entre sectores como el inmobiliario y el financiero, donde los diferenciales de crédito siguen siendo bastante amplios, y otros sectores como el sanitario y el de bienes de capital, donde los diferenciales son mucho más estrechos. Dentro del sector financiero, tenemos preferencia por los bancos más grandes, líquidos y bien capitalizados, que creemos que están en buena posición para soportar las recientes tensiones del sector y también para beneficiarse potencialmente de cualquier caída, como la que presenciamos en marzo. Como consecuencia, la asignación top-down de activos seguirá siendo importante, pero es probable que la selección bottom-up de valores también desempeñe un papel crucial.
Dado que los bancos centrales han pasado a unas políticas monetarias de endurecimiento cuantitativo (QT), en contraposición a la relajación cuantitativa (QE), creemos que esto ha creado unos precios realmente atractivos. Por ejemplo, hemos añadido algunos bonos británicos en libras esterlinas interesantes, ya que nuestros analistas observaron precios muy asequibles en determinados bonos, tras el inicio del QT por parte del Banco de Inglaterra.
En general, seguimos centrando nuestras compras en los mercados del dólar estadounidense y de la libra esterlina británica. Además, seguimos encontrando lo que consideramos algunas buenas oportunidades de valor relativo, ya que en nuestra opinión el mercado sigue estando especialmente distraído. Volviendo a los sectores, también nos gustan bastante las compañías de servicios públicos en este momento porque cotizan con valoraciones relativamente baratas, según nuestras estimaciones, y suelen operar en negocios muy estables.
¿Hasta qué punto hemos sido activos en duración?
El posicionamiento del fondo en cuanto a riesgo de tipos es clave. Durante los últimos 12 meses, hemos aumentado la duración (el nivel de riesgo de tipos de interés) de la cartera de unos 4,2 años a 5,7 años. Aunque en realidad se ha mantenido estable en este nivel durante la mayor parte de 2023. El principal cambio al alza se produjo durante 2022, cuando empezamos a ver valor en determinadas áreas de la deuda pública. La mayor parte de la duración procede de activos europeos (unos 2,7 años) por las siguientes razones.
En primer lugar, las valoraciones son importantes: los activos europeos han tenido un rendimiento inferior en los últimos meses y creemos que ahora parecen más atractivos. En segundo lugar, creemos que la inflación caerá más rápidamente en los países de la zona del euro, ya que su cesta de inflación está principalmente dominada por componentes volátiles. En EE.UU., la cesta de la inflación se inclina principalmente hacia componentes «pegajosos». Por último, la Reserva Federal tiene la doble misión de gestionar la inflación y mantener un mercado laboral sano. Si la inflación cae mientras el mercado laboral se mantiene fuerte, la Reserva Federal tendrá dificultades para bajar tipos, ya que el bajo desempleo significa que la economía funciona por encima de su potencial, lo que ejerce una presión al alza sobre la inflación. Por otra parte, el Banco Central Europeo sólo tiene una misión: combatir la inflación. Por tanto, si la inflación sigue cayendo, es probable que el BCE pueda recortar tipos antes.
¿Y el posicionamiento en deuda pública?
Una de las pautas de este año ha sido dejar de comprar bonos del Gobierno de EE.UU. y apostar por la deuda pública europea y británica.
En el caso de esta última, hemos observado que los gilts británicos han tenido un rendimiento inferior recientemente debido a una inflación superior a la prevista, y ahora parecen relativamente más atractivos. Dentro de los bonos del Gobierno de EE.UU., hemos trasladado algunos de los bonos de mayor precio a tramos de menor precio debido a la incertidumbre actual en torno al techo de deuda del país (que expirará a principios de junio a menos que el Congreso de EE.UU. acuerde elevarlo). En el caso muy improbable (aunque no imposible) de que se produzca un impago, los bonos de menor precio se comportarán mejor que los de mayor precio en nuestra opinión, puesto que ya cotizan más cerca del valor de recuperación.