Deuda de mercados emergentes: ¿Una fuente potencial de protección y diversificación?

5 min de lectura 12 jul. 23

Añadir bonos de mercados emergentes a una cartera puede ayudar a limitar la erosión de los activos durante periodos de inflación, asignando al mismo tiempo capital a nuevas inversiones. 

Cuando un inversor desea proteger sus activos frente a la inflación, la deuda de mercados emergentes quizá no sea la primera clase de activos que venga a la mente. Al fin y al cabo, una serie de crisis cambiarias y subidas excesivas de los precios han marcado la historia de ciertos países de este universo y dejado cicatrices en su memoria colectiva. Sin embargo, con mis cerca de 25 años de experiencia en estos mercados (incluidos varios ciclos económicos y políticos), puedo dar fe de las oportunidades que ofrece este segmento para ayudar a proteger los activos de los efectos de la inflación.

Bonos estándar e indexados

La primera de estas oportunidades podría radicar en los bonos indexados, aunque no todos los mercados emergentes los ofrecen. Estos préstamos vinculados a índices de precios de consumo aparecieron en los años ochenta en regiones con altos niveles de inflación. Estos títulos gozaron de gran popularidad entre los inversores, y desde entonces han seguido siendo un elemento integral de los programas de deuda de países como Brasil, México, Chile y Uruguay. Polonia y Turquía también ofrecen este tipo de bonos, pero con niveles de liquidez insuficientes.

No obstante, lo que me gustaría subrayar especialmente son los bonos estándar. Varias autoridades monetarias, por ejemplo en Latinoamérica, han permanecido alertas a la abundancia de liquidez disponible y endurecido proactivamente las condiciones de crédito, en algunos casos desde comienzos de 2021. Estos bancos centrales vigilantes actuaron incluso antes que sus homólogos de países desarrollados (como el BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra), pese al hecho de que estos últimos deben cumplir objetivos y mandatos estrictos.

Los bonos de mercados emergentes no solo ofrecen rentabilidades al vencimiento (TIR) nominales en mi opinión excelentes, sino también (y sobre todo) TIR reales considerables. Esto puede ser especialmente así en Latinoamérica, donde los pronósticos de inflación han caído en los últimos meses, y en cierta medida también en Sudáfrica.

Los bancos centrales locales deberían actuar con firmeza

Es probable que nuestra perspectiva ya haya quedado clara. Latinoamérica nos inspira confianza, y la Europa del Este también merece una mayor representación en nuestras carteras. No obstante, esto depende de que sus bancos centrales impongan su visión de manera más firme si cabe, a fin de mantener los precios estables a largo plazo.

Mantenemos una postura mucho más cauta respecto a Asia, y sobre todo frente a China, donde la inflación ha permanecido muy débil en los últimos años y cuya deuda ofrece TIR poco atractivas. Sin embargo, en esta región nos gusta Indonesia, debido a su combinación de tipos nominales elevados, un panorama económico positivo y un bajo déficit presupuestario.

Los inversores no deberían dejar de lado a la deuda emergente, cuya naturaleza debería proteger a sus carteras frente a la inflación a través de su amplio diferencial de TIR. Pero eso no es todo: lo que siempre me ha gustado de esta clase de activos son sus numerosas excepciones respecto a la situación general, capaces de ofrecer muchas oportunidades y fuentes de diversificación, tanto en préstamos gubernamentales como en bonos corporativos. No hay que olvidar que un mismo acontecimiento puede afectar de distinta forma a las economías. Una subida de los precios del crudo, por ejemplo, tendrá efectos opuestos sobre países productores y consumidores de petróleo.

Un mundo de contrastes

El universo de la deuda emergente se caracteriza por marcados contrastes entre regiones geográficas, tanto en términos de crecimiento como de inflación. Mientras que algunas regiones ven frenarse su avance, otras muestran una buena evolución debido a su distancia del conflicto en Ucrania o a sus firmes políticas presupuestarias. La lenta recuperación de Asia se ve compensada por la estabilidad relativa de mercados limítrofes como África, con su tasa de crecimiento bastante homogénea del 3% al 4% para todo el continente. A la hora de invertir siempre analizamos el panorama inflacionario lo más atentamente posible, pero la manera en que una gestora de deuda emergente lleva a cabo sus análisis tiene más dimensiones que la de un inversor especializado en los mercados occidentales, donde los cambios en los precios son el factor decisivo.

A fin de evitar cualquier incumplimiento, otros criterios esenciales son el crecimiento económico, el déficit presupuestario y las reservas de divisa extranjera. Éste área presenta una dinámica diferente.

Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. El valor de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

Por Claudia Calich

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

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