Tras el desplome de las cotizaciones de la renta fija y la fuerte subida de sus rentabilidades al vencimiento (TIR), hacía años que la clase de activos no ofrecía a los inversores un punto de entrada tan bueno como ahora. A fin de mayo, la TIR del índice US Investment Grade Corporate Bond era del 5,5%, un nivel cercano a su máximo de diez años y superior a la TIR esperada del mercado de renta variable estadounidense, actualmente del 5,0% (rentabilidad por beneficios o earnings yield del índice S&P 500, la inversa del ratio PER).
Una prueba del actual atractivo de la renta fija nos la proporciona el M&G (Lux) Optimal Income, un fondo de deuda todoterreno y plenamente flexible que, pese a poder invertir igualmente en renta variable, tenía una asignación en acciones de tan solo un 0,3%. «Nos gusta más la señal de valoración de la renta fija que la de la renta variable», afirma el gestor del fondo, Richard Woolnough.
El Optimal Income es el fondo más flexible de los que gestiona Woolnough. Combina un enfoque macroeconómico top-down con un riguroso análisis de crédito bottom-up para invertir en todo el espectro de renta fija (deuda soberana, crédito con grado de inversión, high yield, y deuda de mercados emergentes), pero también puede hacerlo en renta variable si las acciones de una compañía resultan más atractivas que sus bonos.
«Aplicamos un enfoque muy activo, con una gran flexibilidad en muchas áreas del mercado de renta fija global», explica el gestor. Esta agilidad ha sido muy fructífera en muchos entornos de mercado, pero donde realmente destaca es en periodos de grandes cambios, como el de la «cultura de la cancelación, un nuevo fenómeno monetario» que predomina actualmente. Woolnough, que lleva más de 30 años invirtiendo en renta fija, apunta al vínculo observable entre la creación de dinero y la inflación, con una dilación habitual de unos 18 meses entre la implementación de medidas monetarias y sus efectos en la economía. Las fuertes subidas del coste de la vida en 2021 y 2022 se debieron probablemente a las enormes cantidades de dinero creado para respaldar a la economía durante la crisis de la Covid-19.
Ahora que la oferta monetaria está disminuyendo, Woolnough se pregunta si no deberíamos comenzar a pensar más en la deflación que en la inflación de cara al próximo año: «Cabe esperar que la desinflación seguirá siendo el tema dominante durante un tiempo. Dicho esto, volver al nivel objetivo es una cosa, pero permanecer en torno a ese nivel es otra muy distinta. Anticipamos un entorno macroeconómico muy interesante en adelante, con nuevas fases de volatilidad. En este contexto, una estrategia de renta fija flexible, con una selección de crédito activa, podría ser especialmente útil para los inversores en el próximo periodo de incertidumbre.»
¿Dónde podrían radicar las principales oportunidades?
En opinión de Woolnough y del potente equipo de analistas de crédito global de M&G, el giro de expansión cuantitativa a endurecimiento cuantitativo ha creado un entorno de precios muy interesante: «El análisis de crédito y el aprovechamiento de los plenos recursos de nuestro equipo global son aspectos muy importantes para nosotros a la hora de tratar de batir activamente al conjunto del mercado. Nos ayudan a descubrir oportunidades clave y a identificar bonos atractivos que otros inversores han ignorado o pasado por alto», comenta.
El sector financiero ha sido un área en la que la experta labor de análisis del equipo ha identificado operaciones de valor relativo interesantes. Por ejemplo, Woolnough supo seleccionar ciertos bonos bancarios a precios adecuados, y mercados «particularmente dislocados» han ofrecido un abanico de buenas oportunidades de valor relativo en el Reino Unido y Estados Unidos, que representan casi la mitad del patrimonio del fondo.
«En deuda corporativa, la dispersión entre sectores de actividad ha sido muy elevada», afirma el gestor. «Las valoraciones de crédito pueden diferir de forma significativa, por ejemplo entre áreas como la inmobiliaria y la financiera (cuyos diferenciales siguen siendo bastante anchos) y otras como la sanitaria y la de bienes de capital (donde son considerablemente más estrechos).» Dentro del sector financiero, le gustan los bancos de mayor tamaño, más líquidos y bien capitalizados, bien situados para soportar la tensión que vivió esta área en marzo. Otro sector favorito es el de suministro público: aunque las asignaciones en utilities son bastante inferiores respecto a aquellas en entidades financieras, a Woolnough le gusta la solidez de estos negocios y su deuda relativamente barata.
Incorporar alfa
Los principales motores de la asignación estratégica de activos son perspectivas bien fundadas sobre el riesgo de tipos de interés (que determinan la duración del fondo) y sobre el riesgo de crédito (en las que se basa la asignación en deuda corporativa respecto a la deuda soberana core). A continuación, el equipo aplica posiciones tácticas en todo el conjunto de oportunidades de renta fija para intentar proporcionar alfa activa a los inversores.
En los últimos 12 meses, la duración de la cartera ha subido aproximadamente de 4,2 a 5,7 años, y ahora procede en su mayor parte de activos europeos (que representan en torno a 2,7 años). «No obstante, la principal subida de la duración en la cartera se implementó durante 2022, cuando comenzamos a ver focos de valor en ciertos tipos de deuda soberana», explica Woolnough. A comienzos de dicho año, la duración era de tan solo 2,5 años. La asignación de activos se halla cerca de su neutralidad, dividida a partes más o menos iguales entre bonos soberanos, bonos corporativos con grado de inversión y títulos high yield. Respecto al índice de referencia, sin embargo, el fondo asume un mayor riesgo de crédito: el spread duration de la cartera ronda los 6,1 años, pues el equipo ha aprovechado oportunidades para añadir valor, sobre todo en el segmento investment grade. «En general, la mayor parte de la rentabilidad positiva en lo que va de año ha procedido de esta área, con lo que ha sido una fuente clave de alfa para nosotros», añade Woolnough.
Los diferenciales de crédito han experimentado movimientos eminentemente laterales durante los primeros meses del año, mientras que las TIR de la deuda soberana han disminuido en su conjunto porque la inflación podría estar cayendo. Gracias a la selección activa de créditos del equipo, muchas de las posiciones en deuda corporativa han mostrado una buena evolución este año, y existen muchos motivos para seguir siendo optimistas. Woolnough apunta a la fortaleza que todavía muestran los fundamentales corporativos, a la relativa salud de los mercados laborales y a su expectativa de que las tasas de incumplimiento de los emisores de deuda permanecerán más bajas de lo que anticipa el mercado.
Con todo, el M&G (Lux) Optimal Income Fund sigue siendo una propuesta interesante para inversores que buscan un fondo de renta fija core que trate de superar a los grandes sectores de deuda en distintas coyunturas de mercado.
Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.