Fuente: Bloomberg, 31 de mayo de 2024.
El índice de precios de consumo (IPC) de EE. UU. ha disminuido considerablemente desde el pico del 9,1% interanual que alcanzó en junio de 2022, pero está resultando mucho más difícil lograr que se acerque en mayor medida al objetivo del 2%. Se necesitarían cifras de IPC en tasa intermensual del 0,1% al 0,2% en los próximos nueve meses para lograr recortar la tasa interanual hasta un nivel inferior al 3%. No obstante, si la inflación mensual alcanza el mismo nivel que en abril (del 0,3%), el IPC podría reacelerarse y superar el 4% de cara al cuarto trimestre de 2024. Además, a no ser que se produzca un bajón económico a corto plazo, el crecimiento de los salarios podría persistir. Ello espolearía más si cabe la inflación del sector servicios, que plantea el mayor reto inflacionario para los bancos centrales hoy en día.
Mientras que la resiliencia de la economía estadounidense ha sido evidente, están surgiendo señales de que la actividad económica europea también está ganando impulso. El PMI manufacturero mensual de la eurozona subió al 47,3 en mayo, su mayor nivel desde marzo de 2023. El BCE se convirtió en el primero de los grandes bancos centrales en recortar tipos a comienzos de junio (en 25 puntos básicos), pero declaró que esto no significa que se esté «comprometiendo anticipadamente a una senda de tipos determinada», y que mantendrá el precio del dinero «suficientemente restrictivo» para asegurarse de que la inflación vuelve a su objetivo a medio plazo del 2% de manera oportuna. También es posible que la perspectiva de elecciones en el Reino Unido (en julio) y en EE. UU. (en noviembre) ejerza cierta influencia en la toma de decisiones de las autoridades monetarias.
Seguimos pensando que el rumbo final de los bancos centrales será el recorte de los tipos de interés, pero anticipamos que sus oficiales mantendrán la cautela hasta que los datos respalden firmemente tal decisión. Consideramos probable que un aplazamiento de los recortes prolongue el entorno de TIR elevadas y de pendiente invertida de las curvas de tipos, lo cual podría favorecer a los FRN high yield, situados en el tramo inicial de la curva.
Pronosticar el ciclo de tipos ha resultado ser cada vez más difícil, y los mercados no han tenido mucho éxito en este respecto. Invertir en FRN HY (que debido a su falta efectiva de duración no son tan sensibles a cambios en el precio del dinero) ofrece a los inversores una manera de proteger sus carteras frente a la volatilidad de los tipos de interés, eliminando al mismo tiempo la necesidad de realizar previsiones sobre dicho ciclo.
Rentabilidad
Los FRN HY mostraron una excelente evolución en 2023, y en lo que llevamos de este año continúan superando a los bonos con grado de inversión y high yield convencionales. En 2024 (hasta fin de mayo) el fondo ha aportado una rentabilidad del 3,9% en términos de dólar y del 3,2% en euros.
En nuestro escenario base de recortes moderados de los tipos de intervención, diferenciales de crédito estables y bajas tasas de impago, creemos que el fondo podría aportar rentabilidades saludables para 2024 en su conjunto y en los próximos doce meses.
Gráficos 3 y 4: ¿Cuál podría ser la evolución de los FRN HY globales en los próximos 12 meses?
Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras
Rentabilidad total en varios escenarios de tipos de interés/diferenciales en base a niveles de mercado actuales