La naturaleza atemporal de la renta

5 min de lectura 4 nov. 24

Durante la era posterior a la Crisis Financiera Global (CFG), caracterizada por tipos de interés en mínimos y medidas de relajación cuantitativa implementadas por los bancos centrales, los inversores dieron preferencia a las ganancias de capital frente a la renta. Ahora, en un entorno muy diferente, creemos que la inversión de reparto podría estar volviendo a un primer plano. Alex Rolandi habla con varios equipos de inversión para averiguar por qué este desarrollo es importante, y cómo los inversores pueden abordar el reto de la renta sin sacrificar crecimiento.

El paisaje inversor ha cambiado de manera significativa desde la CFG. Su estallido provocó el mayor colapso económico desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX1, marcando el inicio de un periodo de reforma de la regulación financiera, medidas de expansión cuantitativa (QE) por parte de los bancos centrales y tipos de interés ultra bajos.

Después, los inversores se vieron obligados a buscar renta más allá de las áreas tradicionales de la renta fija y las cuentas de ahorro. Esto dio pie a la percepción de una ausencia de alternativas: con el precio del dinero en mínimos, los inversores que querían lograr una rentabilidad decente se sentían obligados a invertir en acciones. En este contexto, pasaron a primar las ganancias de capital.

La estrategia antes popular y contrastada de inversión en acciones de reparto, en concreto, se vio un tanto eclipsada por la evolución superior de las acciones growth, lideradas sobre todo por las tecnológicas estadounidenses (empresas que, hasta hace poco, por lo general no repartían dividendos). Los inversores se acostumbrado a las rentabilidades significativas y relativamente rápidas de estas acciones, y se olvidaron de la naturaleza lenta y fiable de la renta.

Entonces llegó la pandemia de COVID2, paralizando a gran parte del mundo debido a los confinamientos impuestos por las autoridades para impedir la expansión del virus. Pese al marcado bajón de la actividad económica a nivel global, el crecimiento en ciertas áreas del sector tecnológico (como mínimo) pareció reavivarse.

«Durante la pandemia vivimos este último repunte del crecimiento. No procedió de las grandes tecnológicas de mega capitalización, sino de lo que describiríamos como las áreas más especulativas del sector tecnológico, sin flujos de caja y mucho más dependientes del crecimiento a largo plazo», comenta Stuart Rhodes, gestor del Global Dividend Fund.

Desde una perspectiva de dividendo, 2020 y 2021 fueron años difíciles. La inversión en acciones de reparto volvió a verse de nuevo en el desierto, ya que los inversores buscaron rentabilidad en otras áreas. No obstante, esto cambió abruptamente en enero de 2022: en ese momento, la perspectiva de capitalización compuesta de los dividendos podía convertirse nuevamente en una forma de arte atractiva.

«Los tipos de interés y las rentas comenzaron a subir con fuerza, haciendo mella en la práctica mayoría del espectro growth del mercado de renta variable», explica Rhodes.

 «Dicho desarrollo afectó especialmente al lado especulativo, y esa burbuja reventó de verdad. Esto llevó a mucha gente a replantearse la necesidad de diversificar sus carteras un poco más de lo habitual en esa fase del ciclo.»

Teniendo en cuenta que los dividendos representan la mayor parte de la rentabilidad total de la renta variable en las últimas tres décadas3, los inversores podrían sacar partido a la capitalización compuesta para acelerar potencialmente la acumulación de su riqueza. Se dice que hasta el mismísimo Albert Einstein describió al interés compuesto como «la octava maravilla del mundo».

«Con la posibilidad de volatilidad adicional en el horizonte, creemos que las coyunturas de mercado complejas requieren rutas de inversión alternativas.»

Un paisaje transformado

Hoy en día nos encontramos en un paradigma totalmente nuevo. En los países desarrollados, los tipos de interés han subido hasta niveles que no se habían visto en unos 20 años. En este nuevo mundo, el panorama de la renta se ha transformado por completo. En nuestra opinión, la naturaleza polarizada del mercado presenta oportunidades atractivas.

«La inflación parece estar moderándose, pero esto solo significa que los precios están subiendo a menor ritmo que antes», sostiene Stefano Amato, gestor de fondos multiactivos. «En general, las cosas todavía son más caras que hace dos o tres años.»

La mayoría de los clientes finales con activos para invertir están cerca de la jubilación o ya se han jubilado, pero la riqueza está distribuida de manera irregular entre ellos. En Gran Bretaña, los datos del censo de 2021 muestran que el 10% más rico poseía en torno a la mitad de la riqueza, eminentemente en forma de propiedad inmobiliaria y pensiones privadas4. El informe identificó la edad como el mejor predictor de riqueza personal: el tramo de 60 a 64 años tenía un nivel de activos invertibles nueve veces más elevado que el de personas nacidas unos treinta años después.

«La gente que ha tenido tiempo para acumular riqueza, y que por consiguiente cuenta con capital para invertir, suele hallarse en la fase de desacumulación de sus vidas, todavía trabajando o a punto de jubilarse, cuando la necesidad de renta está más presente», explica Amato.

Se prevé que la población del Reino Unido superará los 70 millones de personas a mediados de 2031, y que de cara a 2070, la esperanza de vida para hombres y mujeres aumentará hasta los 92,5 y los 94,6 años, respectivamente5. A lo largo del próximo medio siglo es probable que la población en edad de jubilación continúe creciendo, ejerciendo más presión si cabe sobre las tasas de dependencia de la tercera edad.

«Las personas que no se encuentran en una fase de sus carreras en que ganan bien o no tienen poder de negociación salarial están notando verdaderamente el impacto de las subidas de precios. Tener una parte de sus inversiones que persiga no solo recibir renta hoy, sino también que dicha renta aumente con el tiempo, es muy importante para ellas”, explica el gestor.

A menudo, todo inversor interesado en recibir una renta periódica y a largo plazo procedente de sus ahorros se ve obligado a elegir entre anualidades garantizadas pero con rentabilidad potencialmente baja o activos quizá más rentables pero más arriesgados. A la hora de tomar decisiones de inversión, debemos asegurarnos de obtener una renta que por un lado le aguante el ritmo a la inflación, y por otro no agote nuestro patrimonio demasiado pronto.

«Nos encontramos en un paradigma totalmente nuevo: el panorama de la inversión de reparto se ha transformado por completo.»

Construir carteras robustas

Desde una perspectiva multiactivos, lo mejor es diversificar fuentes de rentabilidad y renta en un amplio abanico de clases de activos.

«Esto puede permitirnos construir carteras sólidas capaces de beneficiarse de la revalorización de los activos a medio plazo, pero también de soportar conmociones económicas imprevistas», afirma Amato.

Creemos que el crecimiento del dividendo puede ser una estrategia ganadora debido a las ventajas de la capitalización compuesta, mientras que el actual entorno también es favorable para optimizar el valor en renta fija.

La valoración y el análisis conductual juegan un papel crucial a la hora de identificar posibles oportunidades en todos los mercados y regiones. Evaluar los fundamentales nos ayuda a determinar nuestra posición en el campo de juego. «Uno debe ser dinámico para responder a cambios en los mercados», destaca Amato.

Implementando un sólido marco de valoración de distintas clases de activos, las gestoras diligentes pueden identificar el «valor justo o razonable» de una amplia gama de activos de todo el mundo, en base a rentabilidades esperadas históricas, teorías económicas y las preferencias de los inversores en cada uno de ellos.

«Buscamos oportunidades en mercados que a nuestro juicio son baratos y muestran señales de venta emocional, como por ejemplo capitulación de los inversores, venta forzada o desapalancamiento», prosigue. “También limitamos o evitamos la exposición a activos que nos parecen caros y donde consideramos que el mercado no es consciente de riesgos crecientes.»

La naturaleza polarizada del mercado permite encontrar oportunidades en una amplia variedad de sectores como suministro público, salud y bienes de primera necesidad en economías tanto desarrolladas como emergentes. Adoptar un enfoque flexible, que ajuste la exposición a las distintas clases de activos en base a su atractivo relativo, puede ser un factor determinante en un mercado saturado.

Invirtiendo en una combinación diversificada de activos capaces de generar un nivel de ingresos suficiente (como por ejemplo acciones con dividendo, instrumentos de renta fija con intereses y propiedad inmobiliaria), podría ser posible ampliar tanto renta como capital, sin sacrificar nuestro patrimonio.

Según Amato, los bonos soberanos a largo plazo son actualmente atractivos, con potencial de TIR interesantes junto a propiedades de protección de cartera.

Aun así, el riesgo de la complacencia no puede subestimarse. «El repunte de la renta variable fue muy estrecho: gran parte de la subida procedió de un pequeño número de compañías (grandes tecnológicas e IA) con un gran peso en los índices», reflexiona el gestor. “Sin embargo, la narrativa está cambiando. Ahora se plantean dudas creíbles: Esta es la tecnología, pero ¿dónde está la aplicación revolucionaria? ¿Cómo vamos a ganar dinero?

También cabe la posibilidad de que la inflación resulte ser más persistente de lo que esperan los mercados, lo cual exigiría un reajuste de las cotizaciones bursátiles. Ensanchar la búsqueda de renta, concentrarse en las oportunidades de rentabilidad total más atractivas y optimizar la exposición a diferentes fuentes de ingresos aporta la estabilidad necesaria para resistir el paso del tiempo.

Descenso de las presiones inflacionarias

Durante los 20 años anteriores a la pandemia, la Reserva Federal de los Estados Unidos y otros bancos centrales lograron mantener el crecimiento de la oferta monetaria en niveles por lo general estables. El estallido de la COVID condujo a un bajón notable de la actividad económica en todo el mundo, cuando grandes segmentos de la población se vieron confinados en sus casas. Esto llevó a la gente a acumular niveles de ahorro sustanciales.

En el Reino Unido, por ejemplo, los hogares ahorraron un 11% de su renta hasta el primer trimestre de 2024, frente al 5,8% en el último trimestre de 2019, según datos de su Oficina Nacional de Estadística (ONS). Al comienzo de la pandemia, no obstante, el coeficiente de ahorro se disparó hasta el 27,4%, al desplomarse los niveles de consumo habituales6.

Las agresivas medidas cuantitativas implementadas desde la pandemia dieron un impulso adicional a la oferta monetaria, lo cual provocó presiones inflacionarias, pero esta situación dio marcha atrás cuando los bancos centrales elevaron el precio del dinero y redujeron la liquidez a través de operaciones de endurecimiento cuantitativo.

La menor liquidez está disminuyendo las presiones inflacionarias, y consideramos probable que siga haciéndolo, sobre todo teniendo en cuenta que la política monetaria todavía es restrictiva en términos históricos.

La peculiar dinámica actual de tipos de interés e inflación ha permitido que vuelva a aparecer la oportunidad de desplegar liquidez y elevar la duración en carteras de inversión.

«Hoy en día los bonos ofrecen un perfil de riesgo/rentabilidad atractivo. No hace mucho, los tipos de interés eran casi cero, con lo que los inversores se enfrentaban a un recorrido al alza muy limitado y a un gran riesgo de caídas. Hoy en día nos hallamos en la situación contraria, ahora que sabemos que los bancos centrales están en la fase final de sus ciclos de endurecimiento y seguramente comenzarán a recortar el precio del dinero en adelante», destaca Carlo Putti, Director de inversiones en renta fija.

A la hora de invertir en deuda, un inversor corre básicamente dos riesgos principales: riesgo de duración (la sensibilidad a cambios en los tipos de interés) y riesgo de crédito.

«Lo que tratamos de hacer es buscar la exposición óptima a ambos riesgos», explica. A veces, esto puede significar ir en contra del consenso del mercado, pero ello puede ser un diferenciador positivo.

«Tras la CFG pudimos capturar la prima de riesgo de la deuda corporativa, pero ahora nos hallamos en una posición distinta», afirma Putti. «A juzgar por los diferenciales, el mercado descuenta que todo va bien y que la economía todavía goza de fortaleza, pero el entorno macroeconómico (datos como el mercado de la vivienda y el laboral) se está deteriorando.»

«La valoración y el análisis conductual juegan un papel crucial a la hora de identificar posibles oportunidades en todos los mercados y regiones.»

Evaluar el riesgo

Según Putti, podría ser buen momento para asumir más riesgo de duración y adoptar un enfoque más selectivo en crédito, especialmente a la luz de la volatilidad experimentada en agosto de 2024, cuando los mercados financieros sufrieron una marcada corrección desencadenada por un informe de trabajo peor de lo esperado: «Una asignación cauta en activos de riesgo, junto a una exposición elevada a la duración, puede ayudar a los inversores a navegar el actual entorno.»

Con la posibilidad de volatilidad adicional en el horizonte, creemos que las coyunturas de mercado complejas requieren rutas de inversión alternativas. Seguir siendo ágiles podría ser esencial para capturar eventuales anomalías en las cotizaciones.

Al encontrarnos en una fase de transición global, ciertas megatendencias están trazando un rumbo hacia un futuro potencialmente mejor, aunque en un entorno macroeconómico y geopolítico complicado. No obstante, una combinación de «oportunismo paciente» y diversificación podría ser el ingrediente necesario para ayudar a los inversores a lograr sus objetivos en un mundo cambiante. 

1Encyclopedia Britannica: 5 of the World’s Most Devastating Financial Crises (britannica.com), septiembre de 2023.
2BBC: Coronavirus: How the pandemic has changed the world economy, (bbc.com), enero de 2021.
3Bloomberg, julio de 2024.
4ONS: Distribution of individual total wealth by characteristic in Great Britain: April 2018 to March 2020 (ons.gov.uk), enero de 2022.
5Department for Work and Pensions: State Pension age Review 2023 (gov.uk), marzo de 2023.
6ONS: Households’ finances and saving, UK: 2020 to 2024 (ons.gov.uk), julio de 2024.
Por M&G Investments

El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

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