Renta variable
5 min de lectura 6 nov. 24
El desarrollo de nueva infraestructura digital no da señales de cejar, sino que parece a punto de acelerarse considerablemente. Las tecnologías digitales están floreciendo de la mano de la inteligencia artificial (IA), el despliegue de la red 5G y la adopción digital creciente por consumidores y empresas. Esta expansión requiere una infraestructura digital para manejar el mayor tráfico de datos que generan estas tecnologías. Toby Rutterford examina si esta necesidad de una nueva infraestructura digital proporciona una oportunidad de inversión atractiva.
El tráfico de datos ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Tal como muestra el gráfico más abajo, la generación de datos se ha multiplicado por 74 en los últimos 13 años. A nivel global, según Statista, generamos 403.000 millones de GB de datos cada día, incluidos 347.000 millones de mensajes de correo electrónico diarios.
Los principales motores de esta expansión han sido avances tecnológicos gracias a los cuales la adopción digital se ha afianzado más si cabe en la mayoría de los sectores. También es probable que la pandemia actuara como acelerador, al revelar la naturaleza esencial de muchas tecnologías digitales y actuar como catalizador de la migración de nuestras interacciones hacia un híbrido entre medios físicos y digitales.
¿Qué significa todo esto para los inversores? El mercado de infraestructura digital ha evolucionado de manera gradual. Hace varios años, el crecimiento se concentraba en la venta y arrendamiento de torres de telefonía móvil y hoy en día continúa con el despliegue de la red 5G. Estas inversiones tienen características defensivas y ofrecen a los inversores flujos de caja estables de naturaleza contractual.
A continuación, las oportunidades se ampliaron hacia la conectividad de internet por fibra óptica para clientes comerciales y particulares, lo cual continúa siendo un importante motor de crecimiento.
No obstante, si bien siguen existiendo segmentos diversos dentro del mercado de infraestructura digital, la constante ha sido la necesidad creciente de centros de datos. Todos estos servicios digitales (comunicaciones, procesamiento de datos, internet, etc.) requieren bancos de servidores alojados en instalaciones especializadas, y la explosión de la computación en la nube no ha hecho más que espolear el crecimiento. Estos centros de datos prestan un servicio crucial, son difíciles de reemplazar y proporcionan flujos de caja muy fiables a los inversores.
El valor de la infraestructura de telecomunicaciones (centros de datos, fibra, torres, etc.) ha aumentado de manera significativa en los últimos años, y nuestra expectativa es que seguirá haciéndolo.
La infraestructura digital seguirá impulsada por tres áreas principales: uso de datos, adopción de la nube e inteligencia artificial (IA).
Con el aumento del uso de datos y la consiguiente construcción de nuevos centros de datos, cabe preguntarse si sus operadores pueden extraer más electricidad de la red de manera responsable y sostenible. La eficiencia energética es la principal medida en que se concentran los operadores, en especial la efectividad del uso de energía (PUE). Este ratio mide la electricidad utilizada por el equipamiento informático básico en un centro de datos respecto a equipos auxiliares, como por ejemplo refrigeración y distribución eléctrica. Un PUE superior a 1,0 significa que se consume más electricidad en funciones secundarias que en equipamiento informático; cuando más baja es la cifra, mayor es la eficiencia del centro de datos en términos de consumo de electricidad.
En los últimos años se han logrado ganancias de eficiencia considerables, sobre todo por los «hiperescaladores»: los grandes proveedores de servicios en la nube como Alphabet, Microsoft y Amazon. Alphabet, por ejemplo, tiene actualmente un PUE de 12 meses en 2024 de 1,1, batiendo con creces a la media del sector de 1,58⁴.
Así que el consumo de electricidad de los centros de datos está claramente aumentando, pero en general, las ganancias de eficiencia gracias a la mejora del equipamiento y de la refrigeración, unidas a la eficiencia intrínseca de los hiperescaladores, han ayudado a limitar el crecimiento de la demanda de energía. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) las cargas de trabajo de los centros de datos aumentaron en un 340% entre 2015-2022, pero el correspondiente aumento del consumo eléctrico se limitó a un rango del 20% al 70% durante el mismo periodo⁵.
El consumo de agua, un recurso clave en los sistemas de refrigeración, también es un factor de sostenibilidad clave. En este ámbito se ha avanzado de manera considerable con el mayor uso de sistemas de aire y avances en refrigeración por inmersión. La regulación juega asimismo un papel en el fomento de una mayor eficiencia, tal como ilustra Alemania con la nueva Ley de eficiencia energética de 2023.
Desde la perspectiva de un inversor, cabe preguntarse qué se necesitará para respaldar este crecimiento y qué áreas particulares de infraestructura serán las que más se benefician. En nuestra opinión, el beneficiario más claro será el segmento de centros de datos, pues la necesidad de mayor capacidad de almacenamiento y procesamiento requerirá la construcción de nuevas instalaciones. No obstante, la demanda de centros de datos ya está superando la capacidad disponible, creando una oportunidad interesante para desplegar capital. Dicho esto, los inversores potenciales deben ser conscientes de una serie de factores clave. Por lo que respecta a las restricciones de red, todavía existen consideraciones prácticas que podrían limitar el ritmo de crecimiento, empezando por el consumo de electricidad. Como ya hemos destacado, el crecimiento de los datos digitales conduce al aumento del consumo eléctrico, y este es un cuello de botella muy real. Las restricciones de suministro en la red de la mano del crecimiento de centros de datos ya han conducido a grandes retrasos de conexión en ciudades como Dublín, Singapur y partes de los Estados Unidos. La AIE considera probable que el consumo eléctrico se doble de 2022 a 2026, un aumento superior a la demanda energética total de Alemania.
La demanda de más electricidad de la mano de los datos se ve amplificada por el retraso existente a nivel de inversión en la red. En Europa se estima que se necesitará una inversión de 580.000 millones de euros para satisfacer los objetivos verdes de la UE, y en Estados Unidos, esta cifra se acerca a los 2 billones de dólares⁶. La situación actual en este último país ilustra bien la brecha existente entre demanda y suministro: el plazo de tiempo medio entre la solicitud de una empresa y su conexión a la red es de casi cinco años (frente a menos de tres años en 2010).
Está claro que la demanda existe, pero la capacidad de los inversores para desplegar su capital se ve restringida. Esto implica que la selección de mercado y la capacidad para proporcionar soluciones energéticas serán cruciales para una ejecución exitosa.
Aunque la demanda general de centros de datos es elevada, no está claro si todas sus ubicaciones mantendrán su atractivo con el tiempo. La demanda acabará estabilizándose en un momento u otro, con un riesgo patente de que ciertos activos se queden «varados» al vencer los contratos con sus inquilinos. Conseguir una ubicación capaz de optimizar la demanda tanto hoy como en el futuro es crucial, pero es igualmente importante no pagar un precio excesivo al adquirir espacio de manera especulativa.
El valor de una inversión en centros de datos depende del contrato que subyace al activo. Entender dónde radica el equilibrio de poder es importante en la negociación de contratos. Por un lado, los operadores de centros de datos tienen poder de fijación de precios dadas las restricciones operativas y de desarrollo que implica construir el activo. No obstante, los clientes más atractivos son los hiperescaladores, que gozan claramente de poder de negociación debido a su enorme tamaño.
¿Existe mano de obra local para permitir la ejecución de nuevos planes de negocio de centros de datos? En ciertos mercados, esto representa un problema real y puede poner en peligro la viabilidad de un proyecto.
La resaca poscovid en las cadenas de suministro todavía persiste. El suministro de equipamiento esencial sigue trastocado, con plazos de entrega prolongados para la entrega de material esencial. Aunque la normalización de las cadenas de suministro y dichos plazos todavía es un escenario remoto, parece probable que los proveedores prefieran trabajar con operadores de centros de datos capaces de realizar pedidos de equipamiento a gran escala.
En general, parece que nos encontramos en un entorno donde el abanico de resultados de inversión entre distintas clases de activos es más amplio de lo que ha sido en el pasado. Por consiguiente, la selectividad es importante: colaborar con operadores con historiales contrastados de creación de valor (o generación de «alfa») es esencial. Estos conocimientos y experiencia pueden aprovecharse para explotar plenamente los dos temas de inversión claros que, en nuestra opinión, han aparecido:
A este respecto identificamos varios factores de éxito probables:
Creemos que recurrir a los mercados de activos no cotizados para acceder a estas oportunidades de crecimiento debería ser la ruta preferida por los inversores. A menudo, los mercados de activos cotizados tienden a alejarse de estrategias de gasto de capital y a estar sesgados hacia la provisión de renta y beneficios trimestrales. En cambio, la naturaleza de «capital paciente» de los mercados privados se presta a esta oportunidad generacional.
En el mercado de centros de datos también ha existido una tendencia hacia la retirada de sociedades de la bolsa, con lo que su capital vuelve a manos privadas. No es coincidencia que muchos de estos operadores de mayor tamaño estén destinados a convertirse en los socios preferidos de hiperescaladores que desean añadir rápidamente más capacidad. Muchos de ellos están respaldados por grandes fondos de infraestructura con cantidades considerables de nuevo capital disponible para financiar la construcción de estos nuevos centros. En nuestra opinión, esto ofrece una oportunidad atractiva a largo plazo a los inversores en los mercados privados.
El valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos puede subir o bajar, y es posible que no recupere la inversión inicial. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.