YTQ = En el año hasta el fin del trimestre más reciente, a 31 de diciembre de 2024. * Índice de referencia: a partir del 2 de diciembre de 2013, el índice de referencia es un agregado compuesto a partes iguales por los índices JPM EMBI Global Diversified, JPM CEMBI Broad Diversified y JPM GBI-EM Global Diversified. El índice de referencia se emplea como indicador frente al cual comparar la rentabilidad del fondo.
El índice de referencia o benchmark se emplea como indicador frente al cual comparar la rentabilidad del fondo y se ha elegido porque refleja adecuadamente el ámbito de la política de inversión del fondo. El índice se utiliza exclusivamente para medir la rentabilidad del fondo y no limita de ningún modo la construcción de la cartera. El fondo se gestiona de forma activa. Su gestor goza de plena libertad para elegir qué instrumentos comprar, vender y mantener en cartera. Las posiciones del fondo podrían desviarse significativamente de los componentes del indicador de referencia. El índice de referencia indica la divisa de la clase de acciones. La rentabilidad del fondo hasta el 21 de septiembre de 2018 corresponde a un OEIC autorizado en el Reino Unido, que se fusionó en este fondo el 7 de diciembre de 2018. Los cargos y tasas impositivas podrían ser distintos.
Fuente: Morningstar Inc y M&G, a 31 de diciembre de 2024 en las clases de acciones A (de acumulación) en EUR y USD. Las rentabilidades se calculan a precios de mediodía (price to price), netas de comisiones, con reinversión de rentas. La rentabilidad del fondo hasta el 21 de septiembre de 2018 corresponde al M&G Emerging Markets Bond Fund (un OEIC autorizado en el Reino Unido), que se fusionó en este fondo el 7 de diciembre de 2018. Desde entonces, la rentabilidad del fondo corresponde al M&G (Lux) Emerging Markets Bond Fund, una SICAV autorizada en Luxemburgo. Los cargos y tasas impositivas podrían ser distintos. Los datos de rentabilidad no tienen en cuenta las comisiones y costes que puedan incurrirse en concepto de emisión y reembolso de participaciones.
El M&G (Lux) Emerging Markets Bond Fund es un fondo flexible y concentrado en las mejores ideas del equipo. Sus gestores gozan de libertad para invertir en cualquier instrumento de deuda de ME, soberano o corporativo, de calidad elevada o high yield, y denominado en cualquier divisa de la región. Esta flexibilidad, el enfoque de gestión activa y nuestra estrategia de inversión mixta han ayudado al fondo a generar rentabilidades estables y consistentes a largo plazo.
El fondo trata de proporcionar una rentabilidad total (compuesta de renta y crecimiento del capital) superior a la del mercado de renta fija global de ME (medida por un agregado compuesto a partes iguales por los índices JPM EMBI Global Diversified, JPM CEMBI Broad Diversified y JPM GBI-EM Global Diversified) en cualquier periodo de tres años, aplicando criterios ESG.
Fieles a la estrategia de inversión mixta del fondo y en base a una evaluación de factores macroeconómicos globales, regionales y de países específicos, seguida de un análisis exhaustivo de emisores de deuda individuales, los gestores seleccionan los valores de deuda de ME que en su opinión tienen más posibilidades de ofrecer potencial de crecimiento sólido.
El periodo de tenencia recomendado para este fondo es de tres años. En condiciones de mercado normales, su apalancamiento esperado (es decir, la medida en que puede ampliar su posición de inversión tomando dinero prestado o mediante instrumentos derivados) es del 150% de su valor liquidativo.
Ciertas partes del mercado sufrieron un revés en 2024, al intensificarse las tensiones geopolíticas y en un entorno en que los tipos de interés permanecieron más altos de lo que se esperaba al comenzar el año. Dicho esto, hubo varias historias positivas, y consideramos que el fondo está bien posicionado para sacar partido a ciertas temáticas:
Selección de créditos y diferenciales
La selección de créditos, que abarca la asignación por países y la selección de valores, sigue siendo el principal motor de rentabilidad relativa de nuestra estrategia. En 2024, esta aportó 176 puntos básicos (pb) de rentabilidad excedente respecto al índice de referencia. Por lo que respecta a la deuda soberana denominada en divisa fuerte, nuestro sesgo hacia emisores con mayores niveles de rentabilidad al vencimiento (TIR) fue beneficioso, ya que el segmento high yield del mercado superó de manera significativa al de grado de inversión (con respectivas ganancias del 13% y del 0,32% a fin de 2024).
En el índice en divisa fuerte, casi todos los países aportaron rentabilidades positivas. En parte, esto refleja la compresión muy generalizada de los diferenciales de crédito que hemos visto en la clase de activos: tan solo un puñado de países (como Venezuela) vieron ensancharse los suyos. Aunque los diferenciales del crédito con grado de inversión se han estrechado hasta niveles cercanos a los previos a la crisis financiera global, creemos que el segmento high yield todavía ofrece valor en ciertas áreas, sobre todo en mercados como Argentina, Ucrania y Tayikistán, donde nuestras posiciones de sobreponderación a lo largo del año generaron rentabilidad excedente. La exposición a Argentina fue especialmente favorable, pues su deuda repuntó tras la victoria electoral de Javier Milei y sus reformas de política.
Bonos en moneda local y divisas de ME
Con un rezagamiento de 106 pb respecto al índice de referencia, las divisas emergentes supusieron el mayor lastre sobre la rentabilidad de la estrategia. Empezamos 2024 sobreponderando la deuda denominada en moneda local, anticipando que los países con mayor carry[1] (sobre todo en Latinoamérica) proporcionarían algunas de las rentabilidades más sólidas; sin embargo, a fin de año quedó claro que los países con menor carry (especialmente en Asia, que por lo general habíamos infraponderado) se destacaron. Esta dinámica obedeció en parte a factores idiosincráticos (relativos a países individuales) en los primeros, y al descenso de las TIR en los segundos. Mantenemos una posición de sobreponderación selectiva de bonos denominados en divisa local respecto al índice de referencia. Vemos recorrido alcista de la deuda si amainan los problemas de países individuales, así como potencial de apreciación de las divisas de ME, sobre todo ahora que parecen más infravaloradas si cabe.
Duración e inflación
Típicamente no anticipamos que el posicionamiento en deuda soberana (duración) o en la curva de tipos vaya a ser un motor importante de rentabilidad, excepto en periodos de movimientos significativos del precio del dinero. Esto se debe a nuestra posición de duración por lo general ajustada respecto al índice de referencia. En 2024, la duración realizó una aportación marginal de 0,2 pb a la rentabilidad relativa.
A lo largo del año infraponderamos la deuda soberana denominada en dólares y mantuvimos posiciones en bonos soberanos denominados en euros fuera del índice, emitidos por países como Costa de Marfil y Benín.
Las posiciones de menor duración que el indicador en China y Tailandia figuraron entre las que más mermaron el resultado, aunque la sobreponderación de bonos soberanos brasileños también frenó el avance del fondo. Esto se debió a temores en torno a la estabilidad fiscal y la inflación creciente, que llevaron al banco central del país a subir su tipo de intervención y sustraerse con ello a la tendencia vista en Latinoamérica en los últimos dos años. Las sobreponderaciones de deuda soberana de Ucrania y Sudáfrica fueron favorables, en este último caso gracias a las expectativas de reforma tras la formación de un gobierno de coalición a comienzos de año, que permitieron a sus bonos destacarse.
Previsión para 2025
El dólar estadounidense protagonizó un 2024 excelente, ejerciendo una presión significativa sobre las divisas del universo emergente. Durante los tres primeros trimestres del año, la evolución del billete verde reflejó básicamente los datos económicos, lo cual se tradujo en periodos tanto de fortaleza como de debilidad. Sin embargo, el giro más notable tuvo lugar en el cuarto trimestre, debido a dos factores clave: la victoria electoral de Donald Trump y la creciente preeminencia del «excepcionalismo» americano, o el predominio del dólar en los mercados globales que permite a la economía estadounidense funcionar relativamente incluso con déficits fiscales y comerciales elevados y un gasto público considerable.
De esta manera, el dólar cerró el año un 7,01% al alza según el índice DXY, que mide su evolución frente a otras seis grandes divisas. En adelante, la solidez del dólar dependerá en gran medida de las políticas de Trump, pero también de cómo la Reserva Federal y el conjunto de la economía responden a estas medidas. En 2025, es probable que el sentimiento se vea influido por la incertidumbre en torno al segundo mandato presidencial de Trump. El dicho de que «la historia no se repite, pero a menudo rima» es particularmente relevante si consideramos las implicaciones de estas políticas sobre la renta fija de ME.
De cara a 2025 anticipamos una continuación de varios temas en este segmento, y creemos estar bien posicionados para capear los peligros y sacar partido a las oportunidades.
Estos son algunos de los puntos fuertes que vemos en el universo emergente:
- TIR elevadas: pese al estrechamiento de los diferenciales a lo largo de 2024 hasta mínimos históricos, las rentabilidades al vencimiento son muy atractivas en los ME y todavía superan con creces las de otros segmentos del mercado. Tomando la TIR del índice de deuda soberana denominada en divisa fuerte como aproximación para la clase de activos en su conjunto, creemos que no solo nos aporta un margen de error abundante, sino también una TIR de partida muy atractiva (gráfico 4).
- Inflación bajo control: con un puñado de excepciones en países con inflación elevada como Argentina, Turquía, Egipto y Nigeria, la narrativa de desinflación en los ME ya ha llegado casi a su fin, dado que los bancos centrales de la región supieron endurecer sus políticas monetarias antes que sus homólogos de mercados desarrollados.
Además, los ME mantienen una postura proactiva pese a las presiones recientes, y la inflación se halla en su mayor parte bajo control.
- Potencial de crecimiento: en base a pronósticos de crecimiento global optimistas, sobre todo en comparación con los mercados desarrollados, la clase de activos nos parece atractiva. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa que el crecimiento de China alcanzará el 4,6% este año, y el de la India el 6,5%. En las economías avanzadas, el FMI prevé un crecimiento económico del 2,7% en Estados Unidos y de un mero 1,0% en la eurozona de cara a 2025[2]
- Ciclo de impagos: la expectativa es que los impagos en los ME permanecerán bajos entre los emisores tanto soberanos como corporativos, significativamente por debajo de los niveles observados desde 2020. Según cálculos de JP Morgan, la tasa de impago del crédito high yield de ME era del 3,5% a fin de diciembre de 2024, frente al 8,7% en 2023. Su nivel pronosticado de cara a fin de 2025 es del 2,7%[3]
Gráfico 4: TIR actual de la deuda soberana de ME denominada en divisa fuerte y rentabilidad subsiguiente a dos años
Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.