Renta variable
6 min de lectura 31 mar. 25
En los últimos años, los inversores han dado la espalda a la inversión value, o la compra de acciones repudiadas por el mercado y que por consiguiente cotizan en valoraciones bajas. Su largo periodo de rentabilidades inferiores tras la crisis financiera global alimentó la idea de que esta manera de invertir ya no funciona. Simplemente, muchos inversores se han dado por vencidos y abandonado el estilo value.
Es indudable que el predominio de las acciones growth en la bolsa americana y a nivel global en los últimos años ha planteado un desafío incluso para los inversores value más acérrimos. Sin embargo, nosotros creemos que la narrativa actual en torno a la inversión value es errónea: en nuestra opinión, el panorama de este estilo es muy prometedor, y cuestionamos activamente la idea de que ha dejado de ser relevante.
De hecho, en muchas regiones fuera de Estados Unidos, las acciones value han superado a sus homólogas growth en los últimos tres años. En Europa y Japón, su rentabilidad superior ha sido bastante significativa, algo que quizá sorprenda a mucha gente. Consideramos que esto demuestra que, lejos de ser cosa del pasado, la inversión value es muy relevante y vuelve a merecer la atención de los inversores.
Para nosotros, la percepción de que el estilo value ya no funciona no es más que uno de los muchos mitos que existen en este ámbito. Examinemos en mayor detalle otras ideas falsas sobre el segmento.
Una de las afirmaciones que oímos con más frecuencia es que las mayores valoraciones de las acciones growth y de calidad están justificadas por sus fundamentales subyacentes. La premisa es que estas acciones no son realmente tan caras como parecen, debido a sus niveles superiores de calidad y de crecimiento. En nuestra opinión, esta percepción es errónea: muy a menudo, las valoraciones elevadas no reflejan un mayor rendimiento empresarial.
Tomemos por ejemplo a Walmart, el gigante minorista estadounidense. Muchos inversores consideran a esta compañía como un negocio estable y de calidad, y a lo largo de la última década, su valoración (medida por el ratio precio/beneficio o PER) se ha disparado desde en torno a 15 veces en 2015 hasta cerca de 37 en 2025.
Walmart ha experimentado grandes cambios durante este periodo, invirtiendo en comercio electrónico y en automatización, por ejemplo. Sin embargo, pese a su innovación e inversión considerables, la rentabilidad del capital invertido (ROIC) del grupo ha permanecido constante, en el 13%. Así, la valoración de Walmart se ha doblado con creces en una década, pero este desarrollo no ha venido acompañado de una mejora fundamental.
El optimismo y el excepcionalismo estadounidense podrían estar manteniendo elevada la valoración de la acción pese al estancamiento de sus fundamentales. Cuando existe una discrepancia entre las expectativas del mercado en torno a una acción y la realidad de su negocio, es difícil pronosticar cuándo sufrirá una corrección, pero en última instancia, creemos que los fundamentales subyacentes acaban imponiéndose. Con el tiempo, el mercado vuelve a ser consciente de los límites de valoración y a darse cuenta de que la cotización de la acción no refleja los fundamentales del negocio subyacente.
Pernod Ricard, otra compañía percibida como de calidad, ilustra este proceso en la práctica. El grupo europeo de bebidas vio subir su cotización de manera impresionante entre 2009 y 2022, pero sin cambio alguno en el flujo de caja disponible de la empresa. En los últimos dos años, la acción Pernod Ricard ha sufrido una marcada caída, pues los inversores han reconocido que el rendimiento del negocio no ha cambiado de manera real.
Queda por ver si Walmart correrá la misma suerte, pero en base al ejemplo de Pernod Ricard, creemos que la idea de que «las valoraciones elevadas de las acciones growth y de calidad siempre están justificadas por sus fundamentales» es falsa .
Otra noción en nuestra opinión errónea en torno a la inversión value es la de que, hoy en día, los inversores solamente necesitan tener en cartera a las «Siete Magníficas» (7M)1. Atribuimos el origen de esta creencia al predominio de estas acciones americanas, con Nvidia en cabeza, en los últimos dos años. El hecho de que representan una proporción significativa de los índices parece haber dado pie a la percepción de que las acciones growth están mostrando un comportamiento muy superior al de sus homólogas value.
Para desmentir esta idea, basta con identificar varias acciones value que han mostrado una evolución igual, si no superior, a las 7M. A diferencia de las 7M, que son una cesta de acciones bastante correlacionadas y vinculadas a un tema común (la nueva economía), nuestra cesta 7 Value Global de acciones value globales es un grupo diversificado que abarca distintos sectores y países.
A nuestro juicio, la naturaleza altamente concentrada del mercado estadounidense (y por consiguiente, del mercado global) no solo limita la diversificación de los inversores, sino que oculta las contribuciones de las acciones value que han mostrado una buena evolución.
Sin embargo, una región con una concentración más baja y donde muchas acciones value muestran buen comportamiento es Europa. Aunque las valoraciones elevadas de los gigantes de bienes de lujo y de bienes de primera necesidad de la región plantean un reto, la ausencia de distorsión de un equivalente a las 7M significa que el estilo value ha dado frutos en este mercado en los últimos dos años.
Así, afirmamos que la idea de que los inversores solamente necesitan tener en cartera a las 7M no es más que otra falacia. De hecho, la evolución de las 7M en lo que llevamos de año ha reforzado nuestra opinión: en su conjunto, han perdido terreno y se han rezagado frente al índice S&P 500, mientras que la bolsa europea ha subido. Creemos que esto demuestra la abundancia de oportunidades atractivas más allá de las 7M.
Un argumento con el que nos topamos a menudo es que la inversión value requiere sacrificar crecimiento y calidad. Esto es verdad hasta cierto punto: comprar acciones baratas exige renunciar a otras cosas, pero la clave es minimizar ese precio. Y hoy en día, creemos que el sacrificio que deben hacer los inversores value es mínimo. En todas nuestras estrategias en el segmento, hemos sabido construir carteras con grandes sesgos value sin tener que ceder mucho en términos de calidad o crecimiento.
Si examinamos el crecimiento del beneficio registrado en los últimos 5 años por las acciones de la cesta más barata y la más cara del mercado global, podemos ver que dichas tasas son muy similares en casi cada sector, o incluso superiores en la porción más barata. Existen excepciones notables, como tecnologías de la información e inmobiliario, pero creemos que esto muestra que las acciones más baratas no han mostrado una evolución tan mala como esperaban los inversores.
Otra observación importante es el amplio diferencial de valoración existente entre ambas categorías. En la mayoría de los casos, la valoración de la cesta de acciones más baratas es aproximadamente la mitad de la de la cesta de acciones más caras; en el sector de consumo discrecional es de en torno a un tercio. Aunque los niveles de crecimiento del beneficio en ambas cestas han sido similares, las valoraciones son extremadamente dispares en todo el mercado.
Así, a día de hoy es posible construir carteras con grandes sesgos value sin tener que ceder mucho en términos de crecimiento o calidad. En lugar de verse obligados a buscar compañías en apuros, con balances precarios o en fase de profunda reestructuración, creemos que los inversores value pueden comprar acciones de compañías con buenas perspectivas, equipos directivos aceptables y niveles de rentabilidad atractivos.
En nuestra opinión, este es un momento favorable para la inversión value, y la idea de que este estilo implica sacrificar crecimiento y calidad no es más que otra noción falsa.
Creemos que las acciones value ofrecen abundantes oportunidades a los inversores capaces de ver más allá de las nociones erróneas que rodean al segmento. Para empezar, existen ventajas de diversificación potencialmente excelentes. Ha habido momentos en que el valor estaba concentrado en ciertos nichos del mercado, pero hoy en día vemos oportunidades en todos los sectores. Estamos convencidos de que esto ofrece potencial de crear carteras diversificadas de compañías razonables con valoraciones atractivas.
En un mundo dominado por la incertidumbre, consideramos que las acciones value brindan exposición a activos de riesgo con valoraciones decentes y que, contrariamente a las nociones erróneas del mercado, representan una oportunidad atractiva en el largo plazo.
El valor de las inversiones fluctuará, lo cual provocará que el valor de las participaciones se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente. Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.