5 min de lectura 13 sept. 23
Creemos que para alinear un fondo de renta variable con los objetivos del Acuerdo de París, lo más eficaz es adoptar un enfoque específico para cada empresa, en el que tengamos en cuenta el impacto climático real de las compañías en las que invertimos y las medidas que están adoptando, en lugar de centrarnos únicamente en los parámetros de la cartera. En concreto, buscamos empresas que adopten medidas positivas relacionadas con el clima, ya sea para reducir sus propias emisiones u ofreciendo soluciones para que otras reduzcan las suyas.
El cambio climático es un fenómeno del mundo real, que existe fuera de los parámetros de un fondo de inversión. Por tanto, a la hora de invertir nos centramos en el impacto real de cada empresa participada y en las medidas positivas que está adoptando, en lugar de centrarnos únicamente en los parámetros del conjunto de la cartera. Aunque creemos que estas ofrecen una visión importante del impacto climático de las empresas participadas y forman parte de nuestro proceso de inversión, dar prioridad a los parámetros por encima de todo puede resultar contraproducente.
Por ejemplo, un gestor de fondos que se centre únicamente en los datos de emisiones de la cartera podría limitarse a mantener una selección de compañías que normalmente tienen pocas emisiones, como los desarrolladores de software. Aunque en teoría el fondo parecería adaptarse al Acuerdo de París, no contribuiría necesariamente a la reducción absoluta de emisiones necesaria para limitar el aumento de la temperatura global. Seguiría habiendo el mismo nivel de emisiones de carbono, simplemente estarían fuera del fondo.
En lugar de un enfoque para toda la cartera, creemos que es preferible centrarse en cada compañía. Tenemos en cuenta la cantidad de emisiones que generan, sus planes para reducirlas, sus avances en relación con esos objetivos y, en su caso, la cantidad de emisiones que ayudan a evitar a otros mediante sus soluciones climáticas. De este modo, podemos determinar de forma más eficaz cómo contribuye una empresa a los objetivos del Acuerdo de París, cuál es la mejor manera de implicarse con ella, y cómo podría beneficiarse de la tendencia a la descarbonización que esperamos que se mantenga durante décadas.
Y lo que es más importante, la mayoría de las compañías que quieren reducir las emisiones no registrarán una reducción lineal y constante cada año. Al contrario, se registrarán saltos a medida que la empresa realice cambios, como el giro hacia la adopción de energías renovables o la implantación de un nuevo proceso más eficiente. Si los fondos se centran únicamente en los parámetros de reducción de emisiones de toda la cartera, la compañía podría ser excluida del fondo antes de que su buena labor surta efecto, si el momento no es el adecuado. Además, un pequeño número de empresas puede generar la mayoría de las emisiones de la cartera, sobre todo si operan en un sector que sea un gran generador de emisiones como la producción industrial. Al centrarse en los parámetros de toda la cartera por encima de todo, el gestor del fondo puede verse tentado a reducir simplemente su participación en estas compañías, mejorando los parámetros de alto nivel, pero sin lograr ningún impacto en el mundo real.
El activismo inversor también debería formar parte fundamental del proceso de inversión de los fondos que pretenden adaptarse al Acuerdo de París. Al ejercer un compromiso y participar activamente con las empresas en las que invertimos, podemos promover cambios positivos, como la mejora de la información sobre emisiones o el establecimiento de objetivos científicos para la reducción de emisiones. También podemos incentivar a las compañías a vincular la remuneración de los ejecutivos a parámetros relacionados con el clima. Y si el progreso de una empresa queda por detrás de sus objetivos, podemos utilizar nuestra participación activa para entender por qué y promover nuevas medidas.
Aunque creemos que los resultados en el mundo real son el factor más importante de una estrategia de inversión alineada con París, en la práctica también tenemos en cuenta los parámetros de la cartera, como la intensidad de carbono. Se trata de la cantidad de emisiones de carbono por cada millón de dólares estadounidenses de ventas. Utilizamos la intensidad de carbono como marco para evaluar la admisibilidad de las empresas y medir el impacto climático de nuestros fondos.
En nuestra gama de fondos que buscan alinearse con los objetivos del Acuerdo de París, son admisibles para su inclusión las compañías con una intensidad de carbono al menos un 50% inferior a la de referencia. Estas se consideran «empresas con bajas emisiones de carbono». Aquellas con una intensidad de carbono por encima del 50% del índice de referencia deberán de haber establecido o haberse comprometido a establecer objetivos de reducción de emisiones basados en la ciencia (Science Based Targets o SBT por sus siglas en inglés) y estarán consideradas «empresas con bajas emisiones de carbono». También nos proponemos mantener una intensidad de carbono media ponderada (Weighted Average Carbon Intensity o WACI, por sus siglas en inglés) al menos un 50% inferior a la del índice de referencia. La WACI es la intensidad de carbono de cada posición, ponderada en función de su proporción en el fondo.
En nuestras estrategias alineadas con París, buscamos compañías que exhiban buenas credenciales de sostenibilidad o ESG (Environmental, Social & Governance, por sus siglas en inglés). Como parte de ello, también excluimos a determinadas empresas de nuestro universo de inversión, ya que consideramos que incumplen el principio de «no causar un perjuicio significativo». Entre ellas se incluyen las empresas señaladas como infractoras del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, un marco mundial para que las compañías adopten políticas sostenibles y socialmente responsables. También excluimos empresas de varios sectores, incluidos los relacionados con la extracción de combustibles fósiles y armas controvertidas.
El valor de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión. No podemos ofrecerle asesoramiento financiero. Si no está seguro de que su inversión sea apropiada, consúltelo con su asesor financiero.